domingo, 26 de abril de 2009

APRENDE A VALORARTE

Debes verte a Ti mismo como estimable para poder ver al otro como tal. Debes verte a Ti mismo como bienaventurado para poder ver al otro como tal. Debes verte primero a Ti mismo como santo para poder reconocer la santidad del otro.

Si colocas el carro delante del caballo -como muchas religiones te piden que hagas-, y reconoces al otro como santo antes de reconocerte a ti mismo como tal, un día te resentirás de ello. Si hay algo que ninguno de vosotros puede tolerar es que alguien sea más santo que uno. Sin embargo, vuestras religiones os enseñan a considerar a los otros más santos que vosotros. Y eso es lo que hacéis, aunque sólo durante algún tiempo: luego los crucificáis.
Habéis crucificado (de una manera u otra) a todos mis Maestros, no sólo a Uno. Y lo habéis hecho no porque fueran más santos que vosotros, sino porque creíais que lo eran.

Todos mis Maestros han traído el mismo mensaje. No «yo soy más santo que tú», sino «tú eres tan santo como yo».
Este es el mensaje que no habéis sido capaces de escuchar; esta es la verdad que no habéis sido capaces de aceptar. Y esta es la razón por la que nunca os enamoráis realmente, auténticamente, de otra persona. Porque nunca os habéis enamorado realmente, auténticamente, de Vosotros mismos.
Así, deja que te diga algo: céntrate ahora y siempre en Ti mismo. Preocúpate de observar lo que tú eres, haces y tienes en un momento dado, y no cómo les va a los demás.

No debes buscar tu salvación en la acción del otro, sino en tu re-acción.
Así lo haré; pero, de alguna manera, eso suena como si no debiéramos preocupamos de lo que los otros nos hacen en la relación con nosotros. Pueden hacer cualquier cosa, y, mientras conservemos nuestro equilibrio, nos mantengamos centrados en Nosotros mismos y todas esas cosas, nada nos afectará. Pero lo que hacen los demás sí nos afecta. A veces, sus actos sí nos hacen daño.

Y cuando el dolor aparece en las relaciones con otra persona es cuando yo no sé qué hacer. Está muy bien decir: «mantente al margen; haz que no te afecte en absoluto», pero eso resulta más fácil de decir que de hacer. A mí me hacen daño las palabras y las acciones de las personas con quienes tengo relaciones.

Llegará el día en que no te lo harán. Y será el día en que realices -y actualices- el auténtico significado de las relaciones con los demás; su auténtica razón.

No hay comentarios:

Publicar un comentario