lunes, 27 de abril de 2009

LA RELACION COMO UNA HERRAMIENTA DEL ALMA

Si reaccionas del modo en que lo haces, es porque has olvidado esto. Pero eso está bien. Forma parte del proceso de crecimiento; forma parte de la evolución. Es la Obra del Alma la que construyes en la relación con los demás; se trata de un grandioso conocimiento, de un grandioso recuerdo. Hasta que recuerdes eso -y recuerdes también cómo utilizar la relación como una herramienta en la creación de Ti mismo-, debes trabajar en el nivel en el que estás. El nivel del conocimiento, el nivel de la voluntad, el nivel de la remembranza.

Así; hay una serie de cosas que puedes hacer cuando reaccionas con dolor ante lo que la otra persona es, dice o hace. La primera es admitir con franqueza lo que sientes exactamente, tanto a ti mismo como a la otra persona. Muchos de vosotros tenéis miedo de hacer esto, pues pensáis que vais a «quedar mal». En alguna parte, en lo más profundo de vosotros, os dais cuenta de que probablemente es ridículo que «penséis así». Probablemente resulta mezquino; sois «mejores que eso».

Pero no es culpa vuestra: seguís pensando así.
Sólo hay una cosa que puedes hacer al respecto. Debes honrar tus sentimientos, puesto que honrar tus sentimientos significa honrarte a Ti mismo. Y debes amar a tu prójimo como a ti mismo. ¿Cómo puedes aspirar a entender y honrar los sentimientos de otra persona si no puedes honrar los que albergas en tu interior?

La primera pregunta en cualquier proceso de interacción con otra persona es: ¿Quién Soy, y Quién Quiero Ser, en relación con ello?
A menudo no recordáis Quiénes Sois, y no sabéis Quiénes Queréis Ser, hasta que probáis algunos modos de ser. He aquí por qué resulta tan importante honrar vuestros sentimientos más auténticos.

Si vuestro primer sentimiento es negativo, el hecho de tener dicho sentimiento a menudo es suficiente para desecharlo. Es cuando estáis coléricos, estáis molestos, estáis disgustados, estáis furiosos, tenéis el sentimiento de querer «hacer daño», cuando podéis rechazar estos sentimientos primarios en tanto «no forman parte de Quienes Queréis Ser».

El Maestro es aquel que ha vivido las suficientes de tales experiencias como para saber por adelantado cuál es su elección definitiva. No necesita «probar» nada. Ya ha llevado antes esa ropa, y sabe que no le sienta bien; no es «la suya». Y, puesto que la vida de un Maestro está dedicada a la realización constante del Yo tal como uno mismo sabe que es, nunca albergará esos sentimientos «que no le sientan bien».

He aquí por qué los Maestros se muestran imperturbables frente a lo que los demás llamarían calamidades.
Un Maestro bendice la calamidad, pues sabe que a partir de la semilla del desastre (y de toda experiencia) crece el Yo. Y el segundo objetivo de la vida de un Maestro es crecer siempre, ya que, una vez se ha realizado plenamente a Sí mismo, no tiene otra cosa que hacer excepto ser mas que eso.

Es en esta etapa cuando uno pasa de la obra del alma a la obra de Dios, pues eso es lo que me corresponde a Mí.
Supondré, a efectos de nuestro análisis, que de momento estás en la obra del alma. Estás todavía tratando de realizar (de hacer «real») Quien Realmente Eres. La vida (Yo) te dará abundantes oportunidades para crearlo (recuerda que la vida no es un proceso de descubrimiento, sino un proceso de creación).

Puedes crear a Quien Realmente Eres una y otra vez. En realidad, lo estás haciendo; cada día. Sin embargo, actualmente no siempre responderás de la misma manera. Frente a una experiencia externa idéntica, puede que un día decidas ser paciente, amable y cariñoso en relación a ella; y otro día puede que decidas enfadarte, ser desagradable y estar triste.
El Maestro es aquel que siempre responde de la misma manera; y esa manera es siempre la opción mas elevada.

En esto, el Maestro es inmediatamente previsible; por el contrario, el discípulo es totalmente imprevisible. Se puede afirmar si alguien se halla en camino de ser Maestro simplemente observando con qué grado de previsibilidad escoge la opción más elevada en respuesta o como reacción a una determinada situación.

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